La Administración del SR. Rajoy es la de
grandes enunciados, y de aquello: ¨Que todo cambien para que todo siga igual¨,
como dice Tomasi di Lampedusa, en El Gatopardo. Y en está están, hablan de
reformas para ganar el futuro de nuestros nietos, algunos no llegarán a tenerlo
por imposibilidad económica, a no ser que quieran traer al mundo indigentes. Gobierno
que en el fondo y las formas lo basa en decretos leyes sin explicaciones, sin
negociaciones con los sectores implicados, es decir al margen de la sociedad.
La mayoría parlamentaria, no exime de las formas de gobernanza democráticamente.
No quieren dar explicaciones de sus tropelías, seguramente porque no les sobran
argumentos. Es gobernar autocráticamente.
Hablan de reformas como si las misma en sí, fueran la pócima para resolver los
problemas del país. Las mismas propuestas que en el fondo y las formas nos
devuelve al siglo XIX; empezando por la reforma laboral, donde la capacidad de negociación
se deja empresa por empresa con lo cual todas las medianas se quedan fuera, y en
las grandes donde el movimiento sindical puede ser más fuerte se le ayuda al
amo con el despido gratuito y sin justificación, es decir volvemos
al 1800.
La siguiente reforma consiste en desmontar el estado del
bienestar, fruto de largas luchas del movimiento obrero y las clases populares,
que ha dejado en las cunetas a munchos activistas.
En el siglo XIX se realizo la Desamortización de Mendizábal,
consistiendo en la expropiación de los bienes de la Iglesia y fundamentalmente
de la Compañía de Jesús, previo acuerdo con el Vaticano, que dio lugar al
Concordato, por las cuales estuvieron cobrando ingente cantidad de reales. Pero
de paso, para pagar la deuda pública de la Corona Española también se
expropiaron los montes comunales y baldíos, en torno a los municipios, de los
cuales vivían los pequeños labradores, que después no pudieron pujar por los
lotes que se hicieron a no tener dinero para ello, debido que los lotes que se formaron
eran inasequibles para los mismo, de esta forma cogieron las tierras la
oligarquía, anulando el objetivo de crear una burguesía que diera riqueza al
país. Y mandando a la población a hambre y la emigración. Lo mismo que pretende
el ministro Wert con nuestros jóvenes más preparado, realizando un dispendio
humano ha costa de este país y sus
familias, que bastante recursos económicos ha costado, para que ahora sean otros
países los que crezcan en sus producto interior bruto, con su aportación. Esto
igual que el Siglo XIX.
Hoy en día, los servicios públicos están a la venta para pagar la
deuda pública que ellos mismo ha creado, y por supuestos las únicas empresas
que pueden acceder a estos lotes; empresas de agua, hospitales, escuelas,
guarderías, edificios públicos, en su momento ferrocarriles y seguridad social,
todo aquello que de interés a la iniciativa privada, serán las grandes grupos
empresariales, fondo de pensiones, empresas financieras,– que nosotros mismo
colocamos nuestros ahorros y el Estado su liquidez--, y la lista seguirá.
La nueva Alcaldesa de Madrid (elegida para concejal, y lo de Alcaldesa se lo ha encontrado por la apetencia de Ruiz-Gallardón de ser Ministro), ha anunciado la
venta de patrimonio de la Ciudad de Madrid, los mismos que llevan gobernando
desde Álvarez del Manzano, incluido el manirroto Ruiz-Gallardón. Como podemos
apreciar los mismo que en el Siglo XIX, entonces fueron tierras y ahora son
edificios y empresas rentables de los municipios, de las autonomías y del estado.
Hoy podemos ver al marido de la Sra. Cospedal metido en las empresas
que van a pujar por los hospitales y TV de Castilla la Mancha, que seguramente
se la adjudicarán. El expolio de lo público será como en Valencia, donde
gobiernan desde el año 1999, es decir, trece años, por tanto no pueden echarle
la culpa a Zapatero de la quiebra actual de la Comunidad Valenciana. Veremos a
familiares y amigos de otro prócer del PP metido en el expolio del Estado del
Bienestar con el argumento de la deuda pública. Como decía Lampedusa: gente que
piensan más en el ¨como¨ que en el ¨por qué¨ capaz de enmascarar, quiero decir
combinar, sus intereses particulares
concreto con la vaguedad de los ideales políticos. Es los que tenemos en el
poder.
En la época de Aznar se desnacionalizaron y colocaron amigos en
todas las empresas de propiedad públicas con el objetivo de dar mejor servicios
a los ciudadanos. Hoy tenemos pero servicios en telefonía y en electricidad que
antes, creándose además oligopolios, todo lo contrario con lo que se nos vendió: la competitividad era buenas para los consumidores; pero la leyes
de los mercados ha llevado a la concentración de las empresas y por tanto
perjudicando al ciudadanos al no tener elección de quién quiere que le preste
el servicio.
Es importante saber contra que luchamos y estamos luchando; contra
la ideología neoconservadora, donde el lugar que se le deja al estado es los
aparatos coercitivos; Ejercito, policía y judicatura, resto se la aplica la
teoría de Darwin, de la evolución de las especies, donde el más fuerte o que se
hace más fuerte triunfa y vive en la abundancia, con todas las comodidades,
ellos y sus descendientes y el resto, a malvivir; trabajando por la comida y
poco más. Este es el mundo que están dibujando, incluidos los eclesiásticos
contrario a la teoría de la evolución.
El concepto solidaridad, estado del bienestar, apoyar a los más
débiles desaparece del lenguaje de esta derecha neoconservadora, lo moderno y
propio del siglo XXI, es ahora, parece ser, volver al siglo XIX.
Las elecciones Andaluzas, del 25 de marzo, ha supuesto un revés
para estos objetivos. La ciudadanía en su mayoría progresista, demanda una
salida de la crisis con políticas progresistas; defensa de la sanidad pública,
así como la educación y los servicios esenciales. Una política de solidaridad
con los más débiles. Un frenazo al desmantelamiento del estado del bienestar.
Hay que reducir gasto, pero no a costa del
salario indirecto de los ciudadanos. Esta crisis creada para que los poderosos
acumulen más poder, como ocurrió en las desamortizaciones que se hicieron en
toda Europa en los años que van desde 1700 hasta 1900, aproximadamente.
Paco, procuro leer todo lo que escribes, que no es poco. Ahora mismo no tengo tiempo para comentar tus reflexiones. De todas formas, estoy de acuerdo con ellas en un porcentaje muy alto. Salud y República.
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